El impacto del hombre en la naturaleza: una perspectiva desde la psicología ambiental y la economía
Ubaldo Rodríguez de Ávila
Técnico Profesional en Administración de Empresas Agropecuarias
Estudiante de Psicología UNIMAG
Santa Marta, Colombia
Artículo Publicado el 23 de mayo de 2006
Resumen
Muchos estudios actuales en torno de la realidad holística del hombre plantean la necesidad de una integración mayor entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo comportamental y lo cognoscitivo, entre lo experimental y lo social, esto es, entre las disciplinas que apuntan a lo natural y lo social, a lo normal y lo paranormal, a lo psicológico y lo no psicológico. El fin de integrar conceptos a nuestra realidad social es el reto de la moderna visión de la investigación, para brindar una solución acorde con la problemática social y ambiental actual.
Encuadrar conceptos de la psicología ambiental con otras ciencias sociales, como la economía, no es tarea simple, tratándose de objetos de estudios muy distantes; sin embargo, lo que aquí se pretende es poder ligar al individuo y su comportamiento con su contexto interaccional, grupal y colectivo con su medio natural y social.
Palabras claves: Psicología ambiental, ambiente, recursos naturales, economía, responsabilidad social.
Introducción
Es de vital importancia saber que el comportamiento de los individuos y el ambiente son elementos que se influyen mutuamente. La psicología ambiental por su parte, trabaja con diversas disciplinas como la arquitectura, la educación, el urbanismo y la biología, entre otras, convirtiéndose en una disciplina transversal, puesto que su objetivo tiene que ver con el comportamiento humano. Las intervenciones que hace la Psicología Ambiental tienen que ver con el cambio de actitudes y de valores, con el aprendizaje y la educación, con el desarrollo personal, así como con la acción comunitaria.
La psicología ambiental es una disciplina relativamente joven y aun no consolidada, por lo que resulta difícil encontrar una definición que no se preste para discusión. La psicología ambiental surge como producto de la necesidad del hombre y de las ciencias sociales por conceptuar la relación hombre-ambiente, donde la economía misma busca comprender tal relación con miras al desarrollo social y del entorno del hombre.
Ambiente y economía
Todas las discusiones existentes sobre los límites del crecimiento, parten del conocimiento que la naturaleza ofrece una dotación limitada de recursos para la satisfacción de las demandas que surgen de la actividad económica. El medio ambiente presta al hombre un conjunto de servicios indispensables para el crecimiento económico. La naturaleza nos brinda elementos y fuentes de energía que se hacen indispensables para la elaboración de bienes, asimila y capta vertidos contaminantes resultantes de la producción y el consumo, aporta valores de opción, de existencia, de recreación, etc. que se consideran importantes para el bienestar humano, y también hace de nuestro planeta un lugar adecuado para la existencia de las múltiples formas de vida y de la propia civilización.
Desde una perspectiva económica, según Gómez "el medio ambiente es entonces un activo escaso sobre el que pesan múltiples demandas contradictorias entre sí". Los sistemas económicos están implícitos en todos los rincones de la expresión de vida, es por esto, que parte del problema que vive el mundo actual se debe a que la ciencia económica no incluye los costos de los servicios de la naturaleza para la conservación y uso sostenible de los recursos naturales, algunos de esos servicios que soportan la vida en la tierra, según R. Constanza & others, en el trabajo The Value of World’s Ecosistems Services and natural capital, (citado en Villaraga, 1997) son: Regulación de la composición química de la atmósfera, regulación del clima, regulación de las fluctuaciones del ambiente, regulación del ciclo hidrológico, suministro de agua potable, control de la erosión, formación de los suelos, ciclo de los nutrientes, tratamiento de los residuos, polinización, control biológico, habitad para poblaciones residentes o migratorias, producción de comida, suministro de materias primas, recursos genéticos, recreación, cultura y otros. Si los costos de estos servicios fueran incluidos en el precio de todos los recursos que consumimos, nos llevaría a cambiar nuestros hábitos de consumo.
La responsabilidad social desde una perspectiva administrativa
La realidad ambiental se tornó factor de preocupación y los comportamientos unidos a las situaciones ambientales tienen impacto sobre la sociedad. Villarraga (1997) nos habla de que las empresas deberían actuar en interés del público y contribuir a la solución de los problemas sociales y ecológicos, de ahí que a partir de 1980 las organizaciones dedican mayor atención a lo que se llamó "responsabilidad social de la empresa". Las regulaciones gubernamentales y hasta las expectativas del público en los últimos años han incrementado esta visión fundamental del negocio, donde encontramos dos modelos o enfoques específicos que orientan las actitudes del administrador hacia ésta perspectiva de desarrollo.
Según Guerra y Aguilar (1997) el primer modelo data del siglo XVIII, nacido bajo la concepción de que la sociedad se beneficiará más cuando la empresa se dedique sólo a producir los bienes y servicios que ella necesita. Resumidamente, este es el "Modelo Económico de Responsabilidad Social", donde la concepción de Responsabilidad Social pasa a ser compromiso del gobierno, de las organizaciones ambientalistas o instituciones similares, pues la empresa paga impuestos que deben ser invertidos posteriormente en el ambiento físico, social y cultural.
El segundo enfoque es el "Modelo Socioeconómico de Responsabilidad Social", donde el administrador asume responsabilidad no sólo con los accionistas, sino también con los consumidores, abastecedores, trabajadores y el público en general, dando énfasis igualmente al impacto de las decisiones del negocio en la sociedad, en la cultura y en lo natural. En este modelo opera el objetivo permanente de la empresa en el bienestar social.
El impacto de estos objetivos comprende, según los autores antes mencionados:
- Énfasis en la satisfacción de las necesidades humanas. Donde se deben considerar no sólo las necesidades económicas sino el total de las necesidades, incluyendo las humanas. Así se debe involucrar la empresa en la conservación de la energía, la purificación del aire, del agua, vivienda adecuada y oportunidad de empleo, etc.
- Usar nuevas medidas de desempeño. Debiéndose tener objetivos permanentes medibles, es decir, que además de ser rentables, competitivas, eficientes y flexibles, deben también disponer de parámetros para medir los efectos de sus acciones en la sociedad.
- Mejorar el interés por los aspectos sociales. Incluyendo cuidados médicos, oportunidad de aprendizaje e interés por el mejoramiento de la calidad de vida, entre otros.
Existen argumentos en pro y en contra de cada uno de estos modelos, sin embargo sabemos que no se puede ignorar los asuntos ambientales porque son parte de la sociedad, entendiéndose el ambiente como el "conjunto o compendio de valores naturales, sociales y culturales en un marco espacio-temporal definido y que se relacionan con la vida física y psicológica del hombre". Por esto, una visión de sostenibilidad es preponderante para el desarrollo social que es el objetivo base de toda producción.
El componente psicológico en la perspectiva desarrollista
En esta perspectiva de los modelos administrativos y económicos el componente psicológico es ignorado generalmente en los planteamientos que apuntan a un bienestar ambiental, y toda acción de desarrollo que tome en consideración los recursos del hoy, no debe comprometer su existencia para el futuro, como tampoco descuidar la concepción integral del hombre.
Las diferentes perspectivas académicas están apuntando hacia una concepción ambientalista, haciendo abstracción del significado prostituido de esta palabra, pues cuando analizamos el significado real del término, notamos la partícula "ismo" asociada a lo ambiental, es decir, la "doctrina del ambiente", y como se dijo antes, el ambiente debe entenderse como el compendio de factores naturales, sociales y culturales que interaccionan con la vida del hombre en sus dimensiones material y psicológica.
Las políticas gubernamentales, la moderna visión de la economía y la administración, el aporte fundamental de la Psicología Ambiental, por demás, viabilizan la implementación del desarrollo sostenible y su aplicación transversal a cualquier disciplina que apunte a lo ambiental.
Aproximadamente desde la década de los años 60 el término "ambiente" toma nuevo significado para los individuos, desde el área de la agricultura, de la economía, de la administración y la psicología, dando cada una de estas disciplinas científicas una definición propia desde sus perspectivas de interés.
Los problemas ambientales de hoy afectan las decisiones institucionales, administrativa y políticamente, afectando por extensión a los individuos en sí mismos, por ser ellos actores primarios en la obra del ambiente.
Una propuesta fundamental de la Psicología Ambiental es no separar al individuo de su entorno en su comprensión e investigación, no el sentido reduccionista tradicional, más bien abarcando un proceso continuo centrado en el ambiente y en el comportamiento, o específicamente en las "relaciones humano-ambientales" (Zimmermann, 1998), siendo un núcleo de atención los procesos psicológicos básicos como la cognición, aprendizaje, desarrollo, personalidad y los niveles de análisis individual, grupal y social.
Aunque la Psicología Ambiental en su campo de intervención científica tenga puntos de confluencia con las ciencias sociales, con las artes y las ciencias de la salud, según Zimmermann (1998) se ubica en cuanto a su objetivo de estudio, dentro de los parámetros clásicos de la Psicología General y tiene por objeto de análisis los procesos psicológicos que desarrolla el individuo en situaciones ambientales, esto es, conforme plantea Holahan (2004) la conducta de las personas tal como se da en contextos naturales, propiciando así un mejor conocimiento del mismo y dando elementos claves para la intervención en políticas ambientales.
La Psicología no ha entendido la necesidad de una Psicología que se denomina ambiental, creyéndose que toda Psicología comprende el aspecto ambiental. Por otro lado, se puede contra-argumentar que "la psicología en general vació el ambiente de sus contenidos y conceptos, dando la necesidad de un área de la psicología que entendiese el ambiente de otro modo" (Tassara, 2004).
Conforme plantea Navarro (2005) la investigación medio ambiental se centra en cuatro niveles específicos de la interacción del individuo con el ambiente:
Nivel I: Micro-ambiente: espacio privado o individual.
Nivel II: Ambiente de proximidad: espacio semi-público.
Nivel III: Macro-ambiente: Espacio público.
Nivel IV: Ambiente global: Dimensión planetaria
Cada persona encuentra en el proceso de adaptación a su medio en desarrollo evolutivo delante de sí hábitos, costumbres, tradiciones e instituciones en los que se interinfluencian a pesar de su voluntad. Este ambiente social está sujeto a transformaciones debido a que el hombre mismo está sujeto a transformación. La tecnificación ha logrado modificar positivamente nuestro medio físico. La lucha contra la erosión, el aprovechamiento de la energía, la agricultura científica, los sistemas de calefacción y refrigeración, las telecomunicaciones y el transporte son un ejemplo de ello. Sin embargo, el ambiente se convierte en elemento opresor cuando sobre el trabajo humano como condición de satisfacer necesidades a si mismo y a los otros prevalece la explotación egoísta por sentimientos de posesión desmedida.
Hambre, miseria y conflictos de toda clase son secuelas lógicas de la mala utilización de los recursos naturales. Temor, opresión, desequilibrio, abuso de todo tipo son las consecuencias inevitable de todo ambiente social deshumanizado.
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* El presente artículo fue presentado a la Revista Duazary, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Magdalena, Santa Marta, Colombia, la cual la sometió a revisión por el Ps. Oscar Navarro, Doctor en Psicología Ambiental de la Universidad René Descartes, París 5; aprobado, será publicado en la edición del primer semestre del 2006.
Bibliografía
Gómez, C. Crecimiento Económico y Desarrollo Sostenible. Universidad de Alcalá.
Guerra, G. y Aguilar, A. (1997). Economía del Agronegocio, México: Limusa.
Holahan, C. (2004). Psicología Ambiental, un Enfoque General. México: Limusa.
Navarro, O. (2005). Psicología Ambiental: visión crítica de una disciplina desconocida. Duazary, 2(1). Santa Marta: Universidad del Magdalena. pp. 65-68.
Tassara, E. y Pedreira, E. (2004). Psicología Ambiental. São Paulo: I.P./USP.
Villarraga, C. (1997). La Conservación del Medio Ambiente Físico y Psíquico. Bogotá: Rivail.
Zimmermann, M. (1998). Psicología Ambiental y Calidad de Vida. Bogotá: Autoedición.
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